El Financiero Enrique Quintana
El gobierno mexicano le está apostando al proceso de vacunación, como la palanca clave para la recuperación de la economía en este año. Ojalá no le falle.
Arturo Herrera, secretario de Hacienda, en la inauguración de la Convención Bancaria, anticipó un crecimiento exponencial de la vacunación y señaló que hemos comprado incluso más vacunas de las que necesitamos. Además, refirió que en la última semana han llegado al país más dosis que en todo el periodo previo.
Vaya, pues ojalá tenga razón porque las estadísticas nos colocan con un desempeño muy pobre en el mundo respecto a la aplicación de las vacunas contra el Covid-19.
Con las cifras que ayer por la noche fueron dadas a conocer por la Secretaría de Salud, suman en México 3.85 millones de vacunas aplicadas desde el pasado 24 de diciembre, que equivalen a 3.05 por ciento de la población.
Si hace usted la división, resulta que el promedio ha sido de 50 mil vacunas por día.
Pero, consideremos que las primeras semanas fueron muy complejas. Veamos las cifras en marzo.
En este mes, el número de vacunas que se han aplicado ha sido de 1.39 millones y, por lo tanto, equivalen a 126 mil promedio por día.
Considerando una meta de 80 millones de personas vacunadas, y si se siguiera al ritmo registrado en este mes, nos faltarían 604 días para llegar al objetivo.
Así que, deseamos que de verdad el secretario Herrera tenga razón y veamos un crecimiento exponencial en el número de personas vacunadas.
Ayer se aplicaron 360 mil dosis. Si se siguiera a ese ritmo, llegaríamos a los 80 millones a mediados de octubre.
Uno de los condicionantes es la disposición de las vacunas, pero el otro es la capacidad de distribución y aplicación. Y, fuera de algunas experiencias exitosas en la Ciudad de México, en otros puntos del país dominan los casos de desorganización y errores de cálculo.
Ya le comenté en este espacio hace algunos días la terrible situación que está viviendo Brasil, un país que ya ha aplicado 11.8 millones de vacunas. Esto quiere decir que, si hay una violación flagrante de las normas sanitarias, aunque la vacunación esté en curso, hay el riesgo de que se presente un nuevo disparo de los contagios.
La comunicación oficial debe apuntar a conjurar dicho riesgo. Pero, para variar, cuando tenemos a un ‘zar’ de la pandemia que se regodea paseando por el parque a sabiendas de que puede contagiar la enfermedad, no podemos esperar que la comunicación oficial contribuya a eliminar dicho riesgo.
La ‘normalidad económica’ no vendrá en las primeras fases de la vacunación. Requiere que haya un avance muy significativo. Y, en ese camino, existe el riesgo de tener una nueva recaída.
En la inauguración de la Convención Bancaria, ayer quedó claro nuevamente que la única medida contracíclica que se tomó internamente correspondió a la autoridad monetaria.
Las decisiones del Banxico y de las autoridades bancarias amortiguaron un poco el impacto de la crisis sobre los deudores.
Pero, desde luego fue insuficiente.
Como el año pasado, una parte sustantiva de nuestra recuperación económica estará colgada de la economía norteamericana.
Para nuestra fortuna, ayer el presidente Biden firmó ya la legislación que permitirá inyectar 1.9 billones de dólares a la economía norteamericana y anunció además su intención de que todos los adultos en EU tengan acceso libre a la vacuna a partir del 1 de mayo.
Su intención es que esté tan avanzado el proceso de vacunación que el 4 de julio pueda ser celebrado con barbacoas y reuniones pequeñas en los hogares, para celebrar la ‘independencia del virus’.
La apuesta no fue al aire, se apoya en legislación, cooperación y en cientos de miles de millones de dólares de respaldo.
Se puede apostar, rezando por acertar. O se puede hacerlo, creando las condiciones para ganar. Usted dirá.